Casanova ha sido uno de los personajes consentidos de la literatura y el cine. Nos podemos remitir a la versión de la dupla Fellini/Sutherland y un desfile de variantes que giran alrededor del seductor más famoso de la historia, al menos de la occidental que nos toca. Pero la Historia de mi muerte no gira en torno a la erotomanía y mucho menos voyeuriza los encuentros con las damas de ocasión. Abunda en su gusto por la literatura (“Voltaire corre por mi sangre”), el gusto por la conversación con poetas hábiles en el verso pero torpes para seducir (“Yo no seduzco, ofrezco mis servicios a las damas para que se sirvan a través mí”) en secuencias minimalistas que arrancan con el invierno del seductor, quien come granadas al por mayor, hunde su rostro en el trasero de una amante joven (“Estás llena de chocolate”) y se ríe a solas mientras busca tiempo para escribir sus memorias. Es una presentación atípica del seductor por excelencia.
El director español Albert Serra, en lo que se considera su trabajo más narrativo por tener una trama a desarrollar, cuenta la misma historia a su modo, y su modo es devastar el plan original y derrumbar con elegancia la percepción romántica hacia Casanova (Vicenç Altaió). No solo eso, se atreve a juntarlo con otro personaje, Drácula, en una variante digna de las ocurrencias de aquellas producciones de la Casa Hammer, por el simple hecho de incitar el morbo y obtener éxito comercial. Casanova vs. Drácula, todo hablado en catalán y por supuesto sin los ánimos mercachifles de la Casa Hammer.
La combinación podría dar lugar en otras producciones a jugar con la idea del eros y el tánatos, pero eso es un lugar común; Albert Serra prefiere seguir a Casanova en un paseo al campo hacia los Cárpatos, donde descansa y persigue a la hija menor del sirviente que cuida su casa de campo. Otras dos mujeres, desilusionadas con su existencia, también se encuentran en la mira de Casanova, pero nunca se les ve derretirse por él, más bien parecen esperar sin emoción el momento en que el aristócrata decida tomarlas, como a la meno que la arrincona en la orilla de la ventana y la copula con pasividad, como para darse tiempo de reír y hasta romperse la frente con el vidrio en un descuido.


Esta obra ganó el Leopardo de oro, el premio a Mejor Película de la Selección Oficial en el Festival de Locarno de 2013, y desde allí ha tenido gran aceptación en los festivales internacionales de cine. Queda entonces ver si esta propuesta de Estallido genérico es continuado por otros autores del cine contemporáneo y hacia dónde más derivará la dinámica de Albert Serra en futuras producciones.
Durante el cuarto FICUNAM algunos han sabido reconocerle su “atrevimiento” y no faltó quien protestara por la “falta de seriedad” del filme, acaso esperando que se celebrara de manera menos crítica al erotómano por excelencia y no se le confrontara con el chupasangre favorito de la cinematografía mundial.
Dirección, Guión y Edición: Albert Serra.
Producción: Montse Triola, Thierry Lounas, Albert Serra.
Fotografía: Jimmy Gimferrer
Sonido: Joan Pons, Jordi Ribas
Reparto: Vicenç Altaió, Lluís Serrat, Noelia Rodenas, Clara Visa, Montse Triola, Eliseu Huertas, Mike Landscape, Lluís Carbó, Clàudia Robert, Xavier Pau, Floarga Dootz
Música: Ferran Font, Marc Verdaguer, Joe Robinson, Enric Juncà
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