miércoles, 5 de marzo de 2014

#FICUNAM2014 Cuando la noche cae sobre Bucarest o Metabolismo #CompetenciaInternacional



Paul y Alina, el Director y la Actriz Secundaria de una película en filmación, se escabullen en el carro Cuando la noche cayó sobre Bucarest para atender el impulso de sus Metabolismos, pero conversan sobre la necesidad de hacer una escena de desnudo de Ali en una secuencia próxima a filmarse. “Me lo vas a agradecer en el futuro cuando te veas a los 50 años” dice con seguridad e ironía Paul, “Yo me siento muy cómoda con mi cuerpo”, responde Ali evitando contestar la llamada insistente de su esposo. Este plano secuencia inicial que discurre sobre el paso del tiempo en los personajes y sus quehaceres (“¿Alguien verá tus películas después?”), deriva en la puntualización que hace el director sobre filmar en celuloide con los rollos de 35 mm que duran apenas 11 minutos a filmar en formato digital. “El límite influye en cómo resuelves la película”, afirma, pero eso es un tecnicismo para la actriz, no imagina cómo puede afectar su trabajo. Para el Director esa diferencia es de vital importancia, ya que tiene que armar sus plano secuencias dentro del ineludible límite de un rollo de 35 mm, o extenderlas a placer en el formato digital. 

En tan solo 17 secuencias, Corneliu Porumboiu cuenta este breve encuentro entre Paul y Alina dándose el tiempo suficiente para que aflore la relación de trabajo, los detalles mínimos apenas perceptibles de una relación cuyas posibilidades están en juego durante la serie de exhaustivos ensayos que realizan de la nueva escena que hará Alina para desarrollar su personaje. Paul se inventa una úlcera que justifica su ausencia y logra convencer a la productora para que detenga un poco el inevitable final del rodaje. Reescribe la escena y Alina la ensaya en el departamento de Paul, deteniéndola en varios momentos para ajustar la interpretación. Aquí lo que menos importa a Porumboiu es narrar una historia de amor; la dinámica entre el director y la actriz se vuelve fascinante desde el momento en que Porumboiu coloca a la ficción en un estado de análisis permanente, en un sitio donde vemos cómo se construye el fenómeno de la ficción en el vehículo de una pareja en ciernes que trabaja, se va conociendo, revelan sus diferencias en un estira y afloje (aunque después se la pasen aflojándose todo a puerta entre abierta) y al mismo tiempo coloca al fenómeno fílmico en observación, en ironía y en reflexión hasta de la misma cinematografía rumana.

Probablemente, Corneliu Porumboiu no ha tenido la proyección y el éxito que su compatriota Christian Munguiu obtuvo con 4 meses, 3 semanas y 2 días, pero su estilo a lo largo de sus anteriores largometrajes (12:08 al este de Bucarest; Policía, Adjetivo) se ha convertido en un plano maestro o cianotipo de la comedia de la Nueva Ola Rumana que otros cineastas han continuado para contar sus propias historias. La cinematografía rumana que emergió después de los límites impuestos por el gobierno de Ceacescu, y con las amplias posibilidades para tomar el rumbo que quisiera ante la democratización del medio para Europa, ha decidido confrontar el pasado desde el retrato de un presente con una carga de ironía seca. Por eso, Paul y Alina son resultado de ese pasado no solo histórico sino artístico. Paul no pierde la oportunidad de mostrarse superior ante Alina al presumir pedantemente su amplio conocimiento cinematográfico, y ella no tiene necesidad ni siquiera de saber quién es Monica Vitti cuando un colega de Paul le comenta “Me parecías una Monica Vitti rumana cuando te vi entrar al restaurante”. “Te presto todas mis películas de Antonioni para que sepas quién es”, remata Paul. Esta secuencia es el trampolín de un divertido tratado de la pedantería artística por donde se le quiera ver. El caos que el mismo capricho de un director de cine ha generado se refleja en off cuando la productora tiene que pagar los daños del destrozo del cuarto de hotel del protagónico al saber del impasse de la filmación. Caprichos por todos lados.

Filmada en 35 mm y con secuencias constreñidas a la duración de un rollo de apenas de 11 minutos, Porumboiu evade el melodrama y deja a un lado la relación amorosa aun cuando esta atardece al mismo tiempo que la película en producción empieza a terminar su plan de rodaje. La obra es una curiosidad estilística de este movimiento que se ha sido bautizado como la Nueva Ola Rumana y ciertamente Porumboiu parece ser su representante más logrado.


Cuando la noche cae sobre Bucarest o Metabolismo (Când se lasă seara peste Bucureşti sau metabolism//When Evening Falls On Bucharest or Metabolism)
Rumania-Francia/2013/89’/35mm/color
Dirección, guión: Corneliu Porumboiu
Producción: Marcela Ursu, Sylvie Pialat
Fotografía: Tudor Mircea
Edición: Dana Bunescu
Sonido: Thierry Delor, Alexandru Dragomir, Sebastian
Zsemlye
Reparto: Diana Avrămuț, Bogdan Dumitrache, Mihaela Sirbu, Alexandru Papadopol, Alexandru Jitea, Gabriela Cretan, Lucian Iftime



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