Definido como la zona de transición entre el Infierno y el Paraíso, aunque ya desde el anterior papanato Ratzingeriano se haya borrado del mapa del castigo apantallacristianos (¿simplificación administrativa?), el concepto mismo del Purgatorio aun permanece y a partir de esa idea, Rodrigo Reyes presenta un panorama de la frontera mexicana con Estados Unidos, aquella que no solo delimita ambos territorios sino también la existencia de todos quienes viven temporal o permanentemente a su alrededor. Entonces Reyes nos lleva a un recorrido para conocer a quienes buscan cruzar la frontera por enésima vez, o quien ya se ha rendido y prefiere sobrepasar la frontera de su realidad un ratito después del arponazo de heroína, al reportero de nota roja, al cazador de migrantes que los adivina por la basura que dejan detrás (bolsas, ropa, anticonceptivos y ropa interior en el olvido), así como el pastor bautista que deja agua colgada en mochilas para quienes ya han logrado atravesar y continúan su recorrido. Prácticamente es un collage de historias sobre la existencia de cada uno de los personajes abordados, un entramado con el que construye el universo prácticamente desconocido para el resto del país y que Reyes logra presentar con una elegante fotografía el panorama desolador de los lugares que sirven de trampolín para la permanente huida con tal de buscar una mejor vida. La mirada no es condescendiente, se coloca cómodamente en la objetividad y no juzga ni denigra a los personajes, por lo que prefiere ofrecer retratos individuales como eslabones de una gran cadena que define el movimiento alrededor de la frontera, llena de conflictos, inseguridad y que suele ser pasado por alto, tanto así que el instante donde un cadáver yace abandonado en una calle sirve para señalar la falta de empatía de los locales por un desconocido más que pretendía escapar de su realidad. Más adelante, sigue a los trabajadores del antirrábico atrapando perros en las calles y un sacrificio que provoca en todos los espectadores un horror ante la muerte del perrito sin dueño. Es esa mirada impasiva la que confronta al espectador con su compasión inmediata al animal contra la del anterior cadáver en la calle, por el que de seguro no siente la misma compasión. Desde allí, el resto de las historias breves que conforman el documental adquieren otro matiz ya lejano al reportaje amarillista y cumplidor, cimbrando a todo aquel que se deja llevar por Reyes y su equipo en este recorrido por la frontera.
Gracias a la forma en que se puede ya realizar una producción, el equipo de filmación de Rodrigo Reyes consistió solamente de tres integrantes: el realizador, el fotógrafo y el sonidista (no descartemos también al breve personal de producción). De esta manera, el equipo minimal le permitió andar por las locaciones sin mayor problema y lograr la apertura de los personajes ante la cámara. Como en todo caso, hay material que se queda descartado del corte final, ya sea por duración o porque no cierra bien una idea, quién sabe, pero aun así Reyes logró entregarnos una obra que es un retrato sincero de la actual situación de la frontera. Parte de ese material descartado es un episodio que ocurre en Marruecos y que no quedó en este corte, pero que seguía la misma idea en otra región que comparte una situación bastante parecida.
Las andanzas del Purgatorio.
Como le sucede a la gran mayoría de los documentales, el camino con el que siempre inician es el paso por los festivales de cine, a veces desde los internacionales, otras solamente en los locales, pero al no haber una red de exhibición sólida para estas producciones en salas comerciales, tanto las producciones como hasta los festivales mismos, procuran acercarse al público por medio de circuitos alternos al comercial. Por su parte, Purgatorio tuvo su premiere en el Festival Internacional de Cine de Guadalajara en 2013 (FICG), y desde allí logró ser seleccionado para participar en más de 40 festivales de cine, logrando los premios del Jurado en el New Orleans Film Festival, This Human World en Viena, el Festival Latino de San Diego, y el Premio Michael Moore al Mejor Documental en Ann Arbor.
Como eso tampoco garantiza una corrida comercial, ahora Purgatorio logró obtener el apoyo del estímulo fiscal Eficine Distribución para estar dentro de un proyecto de exhibición con el soporte de salas independientes, cinetecas, cineclubes y universidades de quince estados de la República Mexicana, que realizarán funciones del documental en cerca de 100 espacios de exhibición, buscando contribuir a fortalecer la distribución del documental mexicano a partir de esta experiencia.
De esta forma, Purgatorio inaugura un camino que pueden seguir las producciones documentales mexicanas, que gozan de bastante prestigio a nivel internacional, pero que no logran llegar al público del país por el desinterés de las grandes cadenas de distribución cinematográfica al ¿carecer? de “interés para el gran público cinéfilo”.
Sigan las fechas de la ruta documental Purgatorio, viaje al corazón de la frontera desde:
https://twitter.com/purgatorioDOC
https://www.facebook.com/purgatorio
http://www.rrcinema.com/ruta-documental/
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