Definido como la zona de transición entre el Infierno y el Paraíso, aunque ya desde el anterior papanato Ratzingeriano se haya borrado del mapa del castigo apantallacristianos (¿simplificación administrativa?), el concepto mismo del Purgatorio aun permanece y a partir de esa idea, Rodrigo Reyes presenta un panorama de la frontera mexicana con Estados Unidos, aquella que no solo delimita ambos territorios sino también la existencia de todos quienes viven temporal o permanentemente a su alrededor. Entonces Reyes nos lleva a un recorrido para conocer a quienes buscan cruzar la frontera por enésima vez, o quien ya se ha rendido y prefiere sobrepasar la frontera de su realidad un ratito después del arponazo de heroína, al reportero de nota roja, al cazador de migrantes que los adivina por la basura que dejan detrás (bolsas, ropa, anticonceptivos y ropa interior en el olvido), así como el pastor bautista que deja agua colgada en mochilas para quienes ya han logrado atravesar y continúan su recorrido. Prácticamente es un collage de historias sobre la existencia de cada uno de los personajes abordados, un entramado con el que construye el universo prácticamente desconocido para el resto del país y que Reyes logra presentar con una elegante fotografía el panorama desolador de los lugares que sirven de trampolín para la permanente huida con tal de buscar una mejor vida. La mirada no es condescendiente, se coloca cómodamente en la objetividad y no juzga ni denigra a los personajes, por lo que prefiere ofrecer retratos individuales como eslabones de una gran cadena que define el movimiento alrededor de la frontera, llena de conflictos, inseguridad y que suele ser pasado por alto, tanto así que el instante donde un cadáver yace abandonado en una calle sirve para señalar la falta de empatía de los locales por un desconocido más que pretendía escapar de su realidad. Más adelante, sigue a los trabajadores del antirrábico atrapando perros en las calles y un sacrificio que provoca en todos los espectadores un horror ante la muerte del perrito sin dueño. Es esa mirada impasiva la que confronta al espectador con su compasión inmediata al animal contra la del anterior cadáver en la calle, por el que de seguro no siente la misma compasión. Desde allí, el resto de las historias breves que conforman el documental adquieren otro matiz ya lejano al reportaje amarillista y cumplidor, cimbrando a todo aquel que se deja llevar por Reyes y su equipo en este recorrido por la frontera.
viernes, 22 de agosto de 2014
miércoles, 6 de agosto de 2014
De un momento violento, nace #Cumbres, del director Gabriel Nuncio
Por Sofía Dorantes / Filmofilias.
Y sin embargo, la película Cumbres evade mostrar ese momento violento para dejarse llevar por la inercia de su inevitable eco que lanza a las hermanas Miwi (Aglae Lingow) y Juliana (Ivanna Michel) a un road movie en blanco y negro, emergiendo de la neblina de una madrugada de Monterrey y que tarda en despejarse de la percepción de Miwi durante dos largos días en los que va despertando, pues sus padres solo le ladraron que llevara a su hermana a Querétaro por haber sufrido un cuestionable accidente. La misma Juliana no le menciona nada y menos habla de su novio Santiago, siendo que por otras fuentes se va enterando del terrible caso de “La asesina del norte”.
La deriva de esta road movie deja de lado el sensacionalismo de seguir un caso criminal con la reconstrucción de hechos escabrosos. En todo caso, Miwi reconstruye una conciencia y después las entonces hermanas distantes por fin se vuelven a conectar, pues la vorágine de sus vidas, sus mismas personalidades, la diferencia de edades las había distanciado y la posterior explosión de una historia violenta ahora las conecta, las reencuentra en una huida que sirve para cualquier otra cosa intimista, excepto para una huida efectiva.
Gabriel Nuncio, una breve semblanza del cineasta.
En el 2004 Nuncio coproduce el cortometraje Victoria para Chino de Cary Fukunaga, y en el 2005 comienza la investigación para el guión de Sin Nombre del mismo director. Del 2006 al 2010, Gabriel trabaja en Desarrollo de proyectos en la productora Canana; coescribió el guión Los Herederos de Jorge Hernández, y poco tiempo después fundó Bengala, una agencia de guionistas y periodistas. En el 2013 inicia con su ópera prima Cumbres, “una historia rosa a partir de una nota roja”.
El drama se estrenará en Monterrey y en el Distrito Federal el 7 de agosto de 2014, después de haber estado en FICUNAM, Baja Film Festival, SXSW (Austin) y de ganar el Premio del Jurado Joven durante el Rivera Maya Film Festival (RMFF).
Este film en blanco y negro, escrito y dirigido por el regiomontano, fue inspirado “en un par de líneas, una oración rodeada de detalles obscuros y escabrosos”, el momento violento ocurrido en Monterrey (2006), sobre como el presunto culpable Diego Santoy había escapado hacia Oaxaca.
Después de buscar protagonistas masculinos para su ópera prima se encontró con dos chicas perfectas para ésta, quienes le dan un toque especial a la historia recomendada en especial para el público joven.
Trailer:
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