martes, 22 de abril de 2014

Güeros: Triunfadora en Berlín 2014, perdedora en Tribeca 2014.

A finales de febrero de 2014, celebrábamos que Güeros, de Alfonso Ruizpalacios, fue la película mexicana ganadora en la categoría de Ópera Prima de la Berlinale, generando las más grandes espectativas para un largometraje de ficción nacional, detalle que le permitió entrar en competencia para el Tribeca Film Festival y el festival de San Sebastián.

En Berlín, le sucedieron grandes felicitaciones y críticas, aparte del premio. Recién se presentó en el festival de Tribeca y... no le fue tan bien con el público en general. Hablamos de su primera función en Nueva York el 17 de abril del presente y quien estuvo puntual para la función fue la novelista y guionista Malú Huacuja del Toro, quien compartió en su blog la experiencia de ver el estreno en el AMC Loews Village 7 durante el TFF en su Crónica de una noche arruinada:

"(...) Aclaro que iba preparada, pero inicialmente no fui a eso. Acudí, sobre todo, a ver el estreno de Güeros, la ópera prima de Alonso Ruizpalacios que, según había leído en las reseñas y sinopsis, parecía estar hecha en contra de la huelga de la UNAM. Yo fui a que no me contaran qué tal estaba ni de qué hablaba. Y, sobre todo, fui con la esperanza de disfrutar lo que posiblemente fuera una buena película. Motivos había para suponerlo: el Festival Internacional de Cine de Berlín es uno de los más prestigiados del mundo (no como el de San Sebastián ni el de Guadalajara, que aunque hayan mejorado últimamente comenzaron siendo una burla). Como guionista profesional que también soy (o por lo menos, como dicen mis enemigos “fui”) acudí asimismo con la esperanza de que las reseñas hubieran estado mal hechas o mal informadas, o que las sinopsis exageraran esa parte del argumento con fines mercadotécnicos, y que, a pesar de su título, el guion estuviera a la altura de un reconocimiento mundial.  Mi expectativa profesional era, en suma, que el filme galardonado me deslumbrara como hacen las grandes películas, y que ni el tema mismo (aún si fuera uno con cuyo tratamiento político no estoy de acuerdo) pudiera separarse o desarticularse de la magia que crean los grandes."

martes, 15 de abril de 2014

Nymphomaniac Vol. I en la #56Muestra Internacional de Cine


Un detalle de traducción: 
Acá en México, esta película se llama Ninfomanía Vol. I, que no está del todo mal,
pero haciéndole la justicia debida a la misma y porque se refiere a la historia particular
de su progonista Joe, estarán de acuerdo que se debería llamar Ninfomaníaca Vol. I.
Habiendo mencionado ese detalle, continuemos.


lunes, 14 de abril de 2014

Polissía, en la #56Muestra InternacionalDeCine


Maïwenn Le Besco, como la fotógrafa Melissa Zaia.
En el tercer largometraje de la actriz bessoniana Maïwenn Le Besco (Maïwenn, la call-girl de El perfecto asesino, o la Diva Plavalaguna de El Quinto Elemento) ya en carrera como cineasta (cortometraje Soy una actriz, ’04; los largometrajes Pardonnez-moi, ’06; La bola de actrices, ’09) aborda la vida cotidiana de la pequeña Sección de Protección de Menores de París cuando la reportera gráfica Melissa Zaia (Maïwenn) es asignada a cubrir sus actividades diarias cada que atienden la sobrecogedora cantidad de casos de abusos hacia los menores: pedofilia intra y extrafamiliar, violencia física, prostitución, situaciones de riesgo y todo lo que para sus núbiles ojos nunca antes había conocido, sin inmutarse al encontrar al grupo policíaco que se confronta a la ignorancia básica de los derechos de los infantes por parte de los adultos parisinos. Melissa vive separada de su marido Francesco (Ricardo Scamarcio), quien mantiene la custodia de sus dos hijas pre-púberes y a la que invita a reuniones ocasionales de donde resulta, por recomendación amistosa e influyente, la asignación a este inusual grupo de policías. Basado en diversos hechos reales y filmado al estilo documental en permanente alerta, Maïwenn no solo navega brincando de un caso a otro que se resuelve o queda en suspenso, incursiona en la vida íntima de cada uno de los agentes que tratan de llevar sus caóticas vidas lo mejor posible, como Nadine (Karin Viard) arrastrando su inminente divorcio y quejándose con su compañera de trabajo, la bulímica amargada e imposible de concebir Iris (Marina Foïs), o con un Fred (Joey Starr) ya separado que se ha vuelto hipersensible a los casos de abuso a los menores, conciliando su relación con la hija que le ruega que no se vaya de casa aunque su ex esposa lo corra siempre, o el insidioso pero agachón jefe Baloo (Frédéric Pierrot) en constante conflicto con Beuauchard (Wladimir Yordanoff), el burocratazo director de la Unidad que sabotea cada que puede la operación básica del grupo por intereses jerárquicos “superiores” a ellos.

Ganadora del Premio del Jurado en la Sección Oficial del Festival de Cannes en 2011, Polissía (“Police” en francés pero deformado a “Polisse” por la pronunciación infantil) es un registro de alcance realista e intenso gracias a la capacidad del grupo de actores que interpretan a los agentes, llevados con precisión por Maïwenn en el infierno de todos tan temido y rebasando por mucho la dramatización que algunas series norteamericanas hacen (como La ley y el orden: Unidad de víctimas especiales) sin llegar a ser empáticas con las víctimas con las que se vanaglorian al retratar. Melissa es en la mayor parte del tiempo una silente observadora fotografiando al grupo mientras almuerzan, al interrogar a las y los infantes junto con sus hipócritas victimarios. Dura y sin sensiblerías baratas, desde el guión escrito por la propia Maïwenn junto con la también actriz Emmanuelle Bercot (la agente Sue Ellen), el continuum episódico aunque en rigurosa linealidad temporal de la historia, se sucede en un ritmo frenético que contagia la estresante relación de los agentes en sus discusiones a veces raciales, otras clasistas, la mayoría de trabajo, pero estrechamente unidos e identificados con una misión que impacta la vida propia fuera de la Sección de Protección. Aunque Maïwenn es la más identificable del grupo, no opera como exclusiva protagonista, todo funciona de modo coral y cada personaje destaca con su propia problemática sin colocarlos como justicieros mesíanicos, en todo caso, agentes demasiado comunes chocando en todo momento con una sociedad siempre agresiva hacia la infancia, apenas encontrando válvulas de escape de risa cuando interrogan a una adolescente la razón por la que dio felaciones a un grupo de chavos tan solo para que le regresaran su celular (“Es que era un smartphone”).
El cine en femenino pone en tabla rasa a este grupo de agentes y nunca adopta una posición moralizante y panfletaria hacia ellos o la sociedad parisina que retrata, en todo caso, se indigna y sorprende del abandono en el que la infancia se encuentra así como esta pequeña Sección Especial tan vulnerable a los bandazos del sistema judicial francés.